Retratos: redes y afectos

Aun cuando más de una vez lamentó que la única ocupación rentable de los pintores argentinos fueran los retratos ―y en algún momento declaró que no consideraba este género más que un modo de ganarse la vida en una ciudad que no apreciaba el arte―, algunas de las obras más célebres y justamente valoradas de Eduardo Sívori son, precisamente, retratos. 

A lo largo de su vida recibió numerosos encargos para realizar retratos de próceres, comerciantes o familias, pero en general los más notables y bellos son los que hizo de sus parientes y amistades más cercanas. Por ese motivo, esta sección se organiza como una red de afectos.


Eduardo Sívori
Retrato del Sr. Sívori (Alejandro Sívori), 1901
Óleo sobre tela
135 x 90,5 cm
Inventario nº 1889
Colección Museo Nacional de Bellas Artes

Con este retrato de su hermano mayor, Sívori participó en la Exposición de Artistas Argentinos que la Casa Freitas y Castillo había organizado en 1901. Alejandro aparece sentado, mirando serenamente al espectador, y una luz teatral destaca el rostro y las manos sobre el traje y el fondo oscuros. Sabemos de él que no solo fue un gran impulsor de la vocación de su hermano Eduardo, sino también de las artes en el país con su constante apoyo y sostén.

Eduardo Sívori
Retrato de la esposa del pintor (Mattea Vidich de Sívori), 1906
Óleo sobre tela
90 x 64 cm
Inventario nº 1646
Colección Museo Nacional de Bellas Artes

Uno de los retratos más notables de Sívori es el de su esposa, Mattea Vidich. Representada en perfil de tres cuartos, apoya su brazo en el respaldo de una silla, delante de un fondo oscuro apenas esbozado. En la composición se destacan los guantes amarillos y el vistoso sombrero, que aparece casi como una forma abstracta. Este óleo fue adquirido en 1916 por la Comisión Nacional de Bellas Artes, y fue reproducido en las estampillas de correo que se lanzaron en 1968, a cincuenta años de la muerte del pintor.

Eduardo Sívori
Godofredo Daireaux, s/f
Óleo sobre tela
66 x 56 cm
Colección Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, Ciudad de Buenos Aires

Godofredo Daireaux fue un gran amigo de Sívori. Estaban unidos no solo por una mirada semejante respecto del campo moderno, sino por su cercanía con Mario Canale, discípulo del artista argentino y esposo de Lucía, hija del estanciero y escritor francés. El estrecho vínculo entre estos tres hombres explica que el destino final de sus papeles fuera reunirse en un mismo fondo documental.
Como en otros casos, Sívori utilizó en esta tela una iluminación teatral para destacar la expresión afable de su amigo, que mira hacia un costado.  

Eduardo Sívori
Lucía Daireaux de Canale, 1904
Óleo sobre tela
93 x 135 cm
Colección Marisabel Inés Colasantti

El gran retrato de Lucía, hija de Godofredo Daireaux, resulta una pieza clave en el universo de afectos de Sívori, ya que también fue la esposa de su discípulo Mario Canale. En esta composición, una joven etérea y bellísima posa en el taller del artista, delante de un biombo decorado con grullas. En numerosas ocasiones, Sívori se fotografió con este cuadro mientras trabajaba en su estudio, paleta en mano, como si aún lo estuviera pintando. Esto podría sugerir que lo consideró una de sus obras más significativas, o bien que eligió la escena como una muestra de afecto hacia la retratada.

Eduardo Sívori
Autorretrato, 1900
Óleo sobre tela
56,5 x 46,5 cm
Inventario nº 1663
Colección Museo Nacional de Bellas Artes

Eduardo Sívori
Autorretrato, ca. 1914
Óleo sobre tela
55 x 42 cm
Colección Museo de Bellas Artes Juan B. Castagnino + Macro, Rosario

Estudio Witcomb
Fotografía de Eduardo Sívori, s/f
34,5 x 26 cm
Copia de exhibición
Fondo Mario Canale
Centro de Estudios Espigas (UNSAM) – Fundación Espigas, Ciudad de Buenos Aires

Estudio Witcomb
Fotografía de Eduardo Sívori, s/f
34,5 x 26 cm
Copia de exhibición
Fondo Mario Canale
Centro de Estudios Espigas (UNSAM) – Fundación Espigas, Ciudad de Buenos Aires

Es significativo el lugar que Sívori dio al autorretrato en su producción, tanto en fotografía como en pintura, obras en las que mostró el paso del tiempo en su rostro. Probablemente esa profusión de fotos y pinturas signifique que era consciente de la importancia de su legado para el campo del arte argentino, donde fue una suerte de “leyenda viviente”. 

Uno de sus autorretratos de 1910 y otro retrato de nuestro artista pintado por Cesáreo Bernaldo de Quirós obtuvieron sendas medallas de oro en la Panama-Pacific International Exposition de San Francisco, California, en 1915.

En el autorretrato más tardío que conocemos, Sívori se representó de perfil, a partir de una fotografía, como una aparición suspendida en un torbellino de trazos que se confunden con su barba. Iluminado de frente, su rostro comparte la cualidad pictórica del fondo.

Eduardo Sívori
Primavera, 1914
Óleo sobre tela
120,2 x 64,3 cm
Inventario nº 5875
Colección Museo Nacional de Bellas Artes

Con esta pintura luminosa en la que una joven vestida de blanco posa en un patio al aire libre, Sívori fue premiado en el Salón Nacional de 1914. En el legajo de esta pieza conservado en los archivos del Museo Nacional de Bellas Artes, se consigna que la representada es Amalia Gandini, hija de una familia vecina amiga de los Sívori. Sin embargo, resulta evidente que no se trata de un retrato por encargo. Hay en esta obra una ecuación armónica y original entre la figura y su entorno doméstico suburbano.

Eduardo Sívori
Retrato de Juan Bautista Ambrosetti, ca. 1900
Óleo sobre tela
62 x 42 cm
Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti, FFyL-UBA, Ciudad de Buenos Aires

Este retrato, recortado y sin firma, integra la colección del Museo Etnográfico de la Universidad de Buenos Aires, que lleva el nombre de Juan Bautista Ambrosetti. La familia del arqueólogo argentino atribuyó su realización a Eduardo Alejandro Holmberg. Restaurado, ingresó al Museo como una donación de Carlos Pemberton Ambrosetti. 

Hemos podido identificarlo como obra de Sívori a partir de fotografías del artista pintando en su taller. En esas imágenes, colgado en un muro, aparece este retrato de su amigo Ambrosetti, a quien representó rodeado de vasijas precolombinas.


Conjunto de autorretratos de Sívori pintando en su taller

Fotografías de Eduardo Sívori en su taller, s/f,
Fondo Mario Canale,
Centro de Estudios Espigas (UNSAM) – Fundación Espigas, Ciudad de Buenos Aires