París

Durante su segundo viaje a Europa (1883-1891), Eduardo Sívori encaró estudios formales de pintura en la Academia Colarossi de París. Allí comenzó a adoptar un estilo y temáticas naturalistas, que por entonces disputaban el espacio de lo nuevo con las derivaciones del impresionismo en el Salón de Artistas Franceses, conocido como el Salón de París. Participó en esa gran vidriera internacional desde 1887 hasta su regreso a la Argentina, en 1891, y le fueron aceptadas obras todos los años. Si se examinan en conjunto, se percibe en ellas un particular interés por el universo de las mujeres trabajadoras, de clase baja, en la ciudad moderna. Empleadas, bonnes y cantantes de los suburbios son algunas de sus protagonistas. Un clima equívoco, que sugiere las oscuras redes de la prostitución en el caso de las jóvenes trabajadoras domésticas, se trasunta en estas obras. 

Sin duda, la pintura más radical fue El despertar de la criada, un impactante desnudo de una mujer de clase baja, con pies callosos, formas fuertes y rotundas, y un tono oscuro en la piel. Las reacciones ante el cuadro de Sívori fueron de desagrado por el tema, incluso de franca crítica por “exponer al público” semejantes “fealdades”, pero a la vez se trata de la obra que lo consagró como pintor. En esta sección se exhiben los estudios técnicos realizados por primera vez a El despertar de la criada, que revelan interesantes decisiones iconográficas y detalles de la técnica pictórica de un artista que trabajó el óleo con veladuras traslúcidas, al modo de la acuarela, y que en ocasiones indicó expresamente que sus obras nunca debían barnizarse.


Eduardo Sívori
Torso de hombre, s/f
Óleo sobre tela
92 x 66,5 cm
Colección Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, La Plata

Este notable desnudo de su período francés revela el aprovechamiento de las sesiones de pose con modelo vivo en la Academia Colarossi, con un tratamiento minucioso de las carnaciones, sin idealizaciones convencionales. Las marcas de un bastidor anterior indican que la tela pudo haber sido recortada, una práctica habitual de Sívori en otras obras de esta época de formación.

Eduardo Sívori
Sans famille, 1888
Óleo sobre tela
125 x 85 cm
Colección particular

Esta obra fue una de las dos que Sívori exhibió en el Salón de París en 1888. Su autor presenta aquí un cuerpo anciano iluminado en forma dramática sobre un fondo oscuro. El asunto interpela afectivamente a los espectadores, pues adopta el patetismo que inspiraban en los artistas las novelas del escritor francés contemporáneo Émile Zola.

Eduardo Sívori
La mort d’un paysan (La muerte del marino), 1888
Óleo sobre tela
190 x 242 cm
Colección Museo Benito Quinquela Martín, Ciudad de Buenos Aires

Presentada en el Salón de París en 1888, esta gran tela fue adquirida por Benito Quinquela Martín para su museo en 1938. El artista boquense decidió incorporarla a su casa-museo con el título La muerte del marino. De este modo, la pintura pasó de relatar la desgracia de una familia de campesinos europeos a representar el drama de un marinero, un tema más asimilable al contexto portuario de la joven institución.

Eduardo Sívori
Fantaisie (La mujer y el espejo), 1889
Óleo sobre tela
56,5 x 39,4 cm
Colección Museo de Bellas Artes Juan B. Castagnino + Macro, Rosario

Con pinceladas visibles y una paleta luminosa, Sívori presenta una escena de toilette contemporánea y ligeramente erótica, con una modelo de tez blanca y apariencia burguesa. La obra también podría vincularse con las representaciones ambiguas y alusivas a la prostitución urbana que en esos años ocupaban un lugar importante en la producción de los artistas modernos parisinos.


Eduardo Sívori
Alouette de barrière (Alondra de suburbio) (fragmento), 1890
Óleo sobre tela
82,5 x 68,5 cm
Colección particular. Gentileza Galería Sur

Eduardo Sívori
Alouette de barrière (Alondra de suburbio) (fragmento), 1890
Óleo sobre tela
67,5 x 57,5 cm
Colección Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, La Plata

Eduardo Sívori
Alouette de barrière (Alondra de suburbio) (croquis), ca. 1890
Lápiz sobre papel
29,8 x 25 cm
Inventario nº 1624
Colección Museo Nacional de Bellas Artes

En 1890, Sívori presentó en el Salón de París un gran cuadro que fue reproducido en el catálogo (con un dibujo, como era habitual). Se trataba de una escena suburbana, en la que unos hombres bebían en las mesas de un café mientras escuchaban cantar a una “alondra del arrabal”. Por alguna razón que se desconoce, Sívori decidió destruirlo y solo conservó dos fragmentos, que hemos logrado reunir. Antes de recortar la obra, realizó un registro fotográfico, que fue incluido en la exposición póstuma de 1919.


Eduardo Sívori
En el taller, 1891
Óleo sobre tela
132 x 90 cm
Inventario nº 5619
Colección Museo Nacional de Bellas Artes

En 1895, el crítico J. J. Rethoré describió así este cuadro emblemático de Sívori: “En el taller en que resplandece una luz radiante, el pintor interrumpe un momento su trabajo y se da vuelta para hablar al modelo, una primorosa niña rica en belleza y colores”. Un año después, Sívori recibió por esta obra un premio estímulo en el IV Salón del Ateneo de Buenos Aires.

El despertar de la criada

(Le lever de la bonne)


Libreta de dibujos